Como parte de las acciones de servicio social que excombatientes en reintegración realizan al interior del proceso de la Agencia Colombiana para la Reintegración ACR, una huerta comunitaria ubicada en la localidad de Kennedy es cuidada y sembrada por mujeres de la comunidad y desmovilizados de grupos armados.
Este proyecto de vinculación comunitaria, fue posible gracias al trabajo articulado de ACR Bogotá con la Secretaría de la Mujer y la Corporación Tiempo de Mujeres, con el proyecto Maravillas de la vida sana. Astrid Daza, directora de proyectos de la corporación Tiempo de mujeres, asegura a través del proyecto: "Desde un enfoque de género trabajamos para prevenir la violencia hacia la mujer e incluimos a personas que vienen de diferentes grupos armados para reducir su estigmatización y fortalecer el liderazgo de las mujeres en la construcción de la paz".
La huerta es dirigida por Rosario Bustos, líder comunitaria de la Mesa de Mujer y Género y la Casa de Igualdad de Kennedy, Rosarito, como la llaman todos en la huerta, afirma que cuando creó el proyecto su principal propósito era que las mujeres sembraran comida sana y orgánica, y tuvieran un lugar de esparcimiento.

Rosarito les enseña a sembrar plantas, a abonar y a fumigar la tierra, a recoger los frutos, y a aprovechar los beneficios de lo que siembran. En la huerta que custodia la Alcaldía Local de Kennedy hay desde granadilla, fresa, guayaba, y limonaria, hasta ortiga, perejil, cilantro y pimentón. Hace cuatro años Rosario recibe en sus cultivos a desmovilizados y afirma: "Para mí todas las personas son iguales y todos merecemos un asegunda oportunidad, esto es hacer paz, la paz nace desde los corazones cuando nos perdonamos y perdonamos a los demás. Eso es lo que hacemos acá en la huerta".
Jaritza Díaz, desmovilizada de las Farc, es una de las excombatientes que cumplió las 80 horas de servicio social en la huerta de Rosario, y aunque ya hace un año terminó las horas requeridas continúa asistiendo. "Tengo la oportunidad de compartir con diferentes mujeres de la comunidad, nos enseñan a compartir, y nos dan la oportunidad de darnos a conocer para no ser señaladas como desmovilizadas de un grupo armado sino como mujeres que queremos otra oportunidad" concluye Jaritza.
Aunque el proyecto inicialmente estaba dirigido exclusivamente a mujeres, con la ACR se abrió la posibilidad de recibir hombres que aportaran al cuidado de los cultivos, quienes, de acuerdo con la directora de proyectos de la corporación Tiempo de mujeres, se han vinculado con procesos de género resignificando el rol de mujer en la comunidad.
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