Luego de pasar necesidades económicas, pertenecer a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y adelantar su proceso de reintegración, Soraya encontró en sus manos la posibilidad de crear arte y trabajar desde su casa para cuidar de sus hijos.
Soraya soñaba con ser profesora, desde siempre le gustaron los niños y creía que era buena en el campo de la pedagogía, pero su situación económica no le permitió cumplir sus deseos y fue así como empezó a trabajar en lo que consiguiera. Barrió calles un tiempo, trabajó en venta de minutos, y así sucesivamente hasta que pensó que en las AUC encontraría la oportunidad para mejorar su economía.
"Tenía tres hijos pequeños, no había trabajo por ningún lado, mi esposo también estaba mal, entonces casi que le rogué al grupo para que me diera trabajo. Les pedí que me colaboraran, pues yo sabía manejar radio y me dejaron entrar", cuenta.
Inició como radio-operadora, era la responsable de informar quiénes entraban y salían del pueblo. Alertaba de la llegada del Ejército, la Fiscalía, carros desconocidos, aviones, entre otros.
"Estuve cerca de cinco años, hasta que se hizo la desmovilización colectiva del 2010 e ingresé a la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), con miedo porque ya contaba con un trabajo, y no nos faltaba nada en la casa; pero también con deseos de seguir estudiando y superarme", dice.
Por esto, Soraya, tras iniciar su proceso de reintegración se graduó como técnica en pedagogía y psicología infantil, y aunque quiso profesionalizarse, encontró en el arte una alternativa para ganar dinero, permanecer en casa y cuidar de sus hijos.
"Mi hermana hacía muñecos navideños y me enamoré de eso. Empecé a buscar cursos, a leer, a mirar por internet y resulté vendiendo todo lo que elaboraba. Me di cuenta que tenía talento y aprendí a hacer todo lo relacionado con decoración y artes manuales", expresa Soraya, quien actualmente trabaja en su casa y realiza desde muñecos para bebés, hasta edredones y todo lo relacionado con bisutería y croché.
Hoy en día esta mujer tiene 56 años y otra de sus pasiones es estudiar. Hace poco se graduó como técnica en cultivos agrícolas en el Sena y expresa que le hubiera gustado inscribirse en producción agrícola, pero por el tiempo no alcanza, pues desde ya se encuentra adelantando trabajos de decoración para la navidad y está dictando cursos de decoración en empresas privadas al personal de planta.
Sobre la reintegración de personas que como ella pertenecieron o colaboraron con un grupo armado expresa que el que quiere salir adelante lo logra, y no necesariamente tiene que estar pensando en pertenecer a un grupo armado ilegal porque la vida civil es más bonita, concluye.
Por ahora está esperando que la ACR le apruebe su plan de negocios para tener una unidad productiva y con esto espera fortalecer el trabajo artesanal que realiza en su casa del arte en San Martín.