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Historia de éxito en Pereira

Persona en proceso de reintegración contribuye a la reparación de las víctimas

A través de su labor y las lecciones aprendidas con la reintegración, Alex Vargas aporta a la reconciliación del país. / Foto: Comunicaciones ACR. 

Pereira , 21/03/2017

Alex es un hombre humilde de grandes ideales y proyecciones. Él, hace parte de las 258 personas que en Risaralda abandonaron los grupos armados y han decidido volver a la legalidad a través de la ruta de reintegración implementada por la  Agencia Colombiana para  la Reintegración (ACR).

A los 12 años, cegado por falsas promesas, Alex fue reclutado siendo menor de edad en las filas de las Farc. Años después perdió su pierna izquierda con una mina antipersonal plantada por el mismo grupo, y es ahí, tras 15 largos años, cuando agotado por las consecuencias físicas y psicológicas de pertenecer a este grupo, tomó la decisión de abandonarlo. 

Es aquí, cuando decide replantear su destino, partiendo de una idea clave: "Cuando uno ha sido victimario debe ser consiente que tiene una deuda. En estos momentos como desmovilizados de un grupo, tenemos una deuda con las víctimas, no son solo las víctimas las que tienen que pedir ayuda, somos nosotros los que debemos ayudar y servir como puente". 

Esta simple idea, lo condujo a alzar su voz a favor de las víctimas del conflicto. El mismo fue víctima cuando era menor de edad, al ser reclutado por la guerrilla y sintió que debía hacer algo para devolver a la sociedad lo que alguna vez le quitó con las armas. 

Desde hace dos años, Alex es gestor de paz y lidera la Asociación de Desplazados de Peñas Coloradas (Asodespecol), en Santa Rosa de Cabal, un grupo colectivo de víctimas, afectadas por el conflicto en Peñas Coloradas, departamento del Caquetá que funciona hace 13 años. "Estos grupos no habían sido escuchados y requerían de voceros para la consecución de proyectos productivos, económicos, ayudas humanitarias, proceso de exhumaciones", explicó frente a su motivación de apoyar esta labor. 

Por su parte, Orvilio Maya, coordinador de la Mesa Municipal de Víctimas en Santa Rosa, reconoce la excelente labor de Alex como líder y vocero de estos colectivos. Pese a que el trabajo realizado por él es independiente al trabajo de veeduría y concertación  propio de la mesa, manifiesta que su aporte puede llegar a ser 'invaluable'. 

Orvilio, es desplazado y se cansó de huirle a la violencia. El paramilitarismo le arrebató a su hijo. La primera vez que tuvo un acercamiento con una persona en proceso de reintegración expresó a esta persona con amargura, que "no era posible hablar de perdón, hasta que no soltaran a la gente secuestrada", hasta que se dio la oportunidad de conocer la historia de Alex. 

Ahora ambos comprenden la necesidad de reconciliarse y trabajar juntos por la paz y por lo derechos de las víctimas. 

Por otro lado, Freddy*, víctima de Peñas Coloradas, tuvo que abandonar el corregimiento por los enfrentamientos entre el Ejército y las Farc, así como por el narcotráfico. Expresa que Alex, pese a ser una persona que en algún momento estuvo en la ilegalidad, ha tenido muy buena acogida y supo para qué se salió del grupo. "No todos hacen lo que esta haciendo él. Es hora de perdonar y cuando existe alguien dispuesto a cambiar, hay que apoyarlo y no darle la espalda". 

Pasión por las comunicaciones. 

Durante su periodo en el grupo armado, Alex formó parte del equipo encargado de la emisora de las Farc, la Voz de la Resistencia en San Vicente de Caguán, donde se desempeñó como auxiliar de los periodistas y el encargado de atender las llamadas de la comunidad. 

Fue allí donde nació su pasión por la radio y las comunicaciones. Con el tiempo, le fue otorgado un espacio al aire dedicado a la música vallenata, en el cual presentaba a artistas de este género. 

Ya en la legalidad, Alex logró desempeñarse en algunos periódicos de la región, pese a no tener formación o estudios en este campo. Y es un convencido, en que con los medios se logra integrar a la comunidad y "transformar a las personas". 

Ha aprendido que un arma menos es un abrazo más fuerte. "Ya no me considero un desmovilizado, ahora soy una persona reintegrada, así mismo creo fervientemente en que hay alguien que nos motiva a salir adelante, y ese alguien es uno mismo. Cuando uno cree en uno mismo, las personas creen en ti", concluye. 

*Nombre cambiado a solicitud de la fuente.

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