Un grupo de 20 adultos mayores, que hicieron parte de los grupos armados y ahora adelantan su proceso de reintegración a la sociedad, recibirán formación técnica en fruticultura, con la posibilidad de tener su propia unidad productiva y así abrirse nuevas posibilidades de reintegración económica en el campo.
Como parte de las propuestas innovadoras del proceso de reintegración de personas que pertenecieron a grupos armados, la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) -antes Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), junto a la Arquidiócesis de Cartago, y con el apoyo técnico y acompañamiento de la Diócesis de Cartago (Valle del Cauca), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), inician una nueva versión del Modelo de Reintegración en Entornos de Formación Productiva, en esta ocasión con un enfoque diferencial para el adulto mayor.
Este Modelo se implementa en la finca La Condesa, en el municipio de Toro, norte del Valle del Cauca, donde durante tres meses las personas en proceso de reintegración, mayores de 50 años, convivirán y se formarán por el Instituto de Educación Técnica Profesional- INTEP en cultivo de frutas, con el apoyo técnico de Fundacol, institución experta en la atención integral a personas vulnerables, entre éstas, personas mayores.
Para Joshua Mitrotti, director general de la ARN, esta es una oportunidad con la que se busca que el campo vuelva a ser eje de desarrollo, con una visión administrativa que contribuya a la sostenibilidad de las personas que adelantan su proceso, ya que luego de la formación, tendrán la posibilidad de tener una unidad productiva de 17 hectáreas en la misma zona.
"Con este modelo en el que participan adultos mayores se busca generar nuevas
alternativas que permitan una mayor inclusión de esta población en las oportunidades de reintegración económica y
proyectos productivos", agregó el director de la ARN.
Monseñor José Alejandro Castaño, Obispo de la Diócesis de Cartago, que se vincula a este proyecto a través del trabajo de la Corporación Diocesana Procomunidad Cristiana, manifestó que este es un espacio para brindar oportunidades a las personas que estuvieron en la guerra y que hoy reconstruyen sus vidas.
"Este es el querer de la Iglesia Católica y nos sentimos muy comprometidos con este proceso que une a colombianos de muchas regiones y que suma a la construcción de paz", señaló el Obispo.
Para Mauricio López, gerente de reintegración económica de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), uno de los principales aportes de la cooperación internacional es contribuir con propuestas innovadoras al fortalecimiento de la ruta de reintegración de excombatientes.
"En este caso generamos oportunidades para la población adulta mayor, permitiendo una mayor inclusión y dándole un enfoque diferencial a esta política que ha sido y es tan exitosa. También apoyamos la implementación de la política de reintegración en los territorios", aseguró López.
La reintegración con enfoque rural transforma vidas
Los beneficiados de esta intervención son personas que pertenecieron a diferentes grupos armados ilegales, provenientes de diferentes regiones del país, que están cumpliendo su proceso de reintegración con la ARN.
Durante tres meses y a través de la metodología 'aprender-haciendo', este grupo de ciudadanos recibe una formación técnica y un acompañamiento psicosocial por parte de profesionales de la ARN y de otras entidades que se vinculan. Además, participan en actividades lúdicas, deportivas, talleres artísticos, de comunicaciones y de otras jornadas que contribuyen de manera integral a su formación.