Baudilio Valencia, Ariel Gallego, Pedro Pérez y Robert Fandiño llegaron junto con los otros 150 voluntarios de 'Vamos Colombia' al resguardo indígena Katanzama, un territorio mágico entre la Sierra Nevada y el Mar Caribe. Un lugar en donde los arhuacos viven en armonía con la naturaleza; y aún conservan las costumbres de sus antepasados, sus artes tradicionales, lengua, oficios y formas de relacionarse y entender el mundo que los rodea.
Pocos sabían sobre el pasado de estos cuatro reintegrados, de su paso por un grupo armado, el vuelco que la reintegración le dio a sus vidas y las nuevas oportunidades que trajo consigo su decisión de apostarle a la paz.
Katanzama, que en lengua arhuaca significa "el lugar donde nace la sabiduría", fue el punto de encuentro entre una comunidad indígena a la que la violencia la desplazó a las zonas bajas de la montaña, un grupo de militares, empresarios, profesionales que viven en las ciudades y estos cuatro reintegrados quienes por primera vez se pudieron relacionar con otros como simples seres humanos, sin rótulos, miedos o prevenciones.
Allí todos fueron simplemente voluntarios, con la misión de dar los primeros pasos para hacer realidad el sueño de los arhuacos de construir el Primer Centro de Pensamiento Arhuaco: un lugar para el intercambio de saberes y de culturas, un espacio para la realización de reuniones y asambleas de la comunidad. Entre las labores estaban también el mejoramiento de la cocina y los baños escolares, la dotación y el arreglo de la biblioteca, mejoras en las vías de acceso, y los primeros pasos para la construcción de una huerta y del cerramiento del terreno con técnicas tradicionales en piedra.
Lo que no sabían los voluntarios de 'Vamos Colombia', un proyecto de la Fundación ANDI, Usaid y Acdi-Voca, era que la ejecución de las obras solo eran una excusa. El objetivo real de esos cuatro días iba más allá, y estaba encaminado a ponerse en los zapatos del otro, reconocerse, reconfigurar los imaginarios, entender que no se trata de buenos y malos, sino que siempre hay zonas grises, confiar y al final de cuentas darse la oportunidad de reconciliarse con el otro.
Quienes estuvieron en Katansama entendieron que trabajando todos en equipo es posible construir un país distinto. Baudilio, Ariel, Pedro y Robert les mostraron a sus compañeros que las nuevas oportunidades valen la pena, que el camino de la reintegración que ellos tomaron es su granito de arena por la paz de Colombia y que están comprometidos con trabajar por sus comunidades y reconstruir sus vidas lejos de la guerra.
Al final de la jornada, tras haber trabajado hombro a hombro, y luego de que estos cuatro hombres se decidieran a compartir su pasado, los hermanos mayores (como se les conoce a los indígenas) les enviaron desde su territorio sagrado este mensaje de reconciliación a los colombianos.
"Esto es lo que debió haber pasado antes, estar trabajando juntos. Es muy bonito trabajar con ellos, y esa es nuestra labor: siempre como hermanos que nacimos en la Tierra tenemos que estar juntos, y luchar para que este planeta descanse de tantas cosas que han pasado".
Aca un pequeño perfil del equipo de voluntarios de la ARN que participó en 'Vamos Colombia', en su versión Magdalena:
Baudilio Valencia
El turismo ecológico es a lo que dedica hoy sus días. Junto con otros cuatro amigos creó su propia empresa, "Tours y Senderos Buritaca", en el río Buritaca. De eso ya hace dos años. Con el tiempo el pequeño emprendimiento ha venido tomando fuerza, y sus tours son una de las actividades predilectas para quienes están de visita por la Troncal del Caribe. Baudilio se desmovilizó de las Autodefensas, y culminó exitosamente su proceso de reintegración a la sociedad con la ARN; en la actualidad está comprometido con su comunidad, y ha enfocado sus esfuerzos en mejorar la calidad de vida de sus vecinos. Su liderazgo lo llevo a ser elegido como vicepresidente de la Junta de Acción Comunal. Con su empresa también ha podido brindarles un empleo a jóvenes de la zona, quienes hoy trabajan como guías y han comenzado a reconocer el valor de la reserva natural en donde habitan.
Pedro Pérez
Es un artesano de la madera y la palma. Aprendió el arte de fabricar cabañas en estos materiales de su padre, en El Copey (Cesar), donde nació. Con este oficio ha logrado trabajar en algunos de los hoteles y hostales más conocidos de la Troncal del Caribe como el Mendihuaca, Casa Grande y Costeño Beach. Además de dedicarse a la construcción, también vende y compra pino; y administra una parcela de su propiedad, que sembró con árboles frutales. Aguacate, yuca, guama, piña, guanábana y mango son algunos de los productos que les vende a los proveedores del mercado de Santa Marta. Se desmovilizó de las Autodefensas y la reintegración le ha dado la oportunidad de reencontrarse con su familia. Hoy tiene cinco hijos y vive con su esposa. Sueña con emprender un negocio turístico, y dar a conocer las maravillas naturales de Guachaca a los viajeros que cada vez más llegan hasta esta zona por su cercanía con el Parque Tayrona.
Robert Fandiño
Luego de su paso por las Autodefensas se dedicó a cultivar el campo. Vende maracuyá, guineo, coco, aguacate y mangos, según la temporada. Durante su proceso de reintegración con la ARN terminó su bachillerato y se capacitó en cría de especies menores, producción y comercialización de frutas y hortalizas y temas relacionados con el emprendimiento. En la actualidad está desarrollando un proyecto etno- turístico en alianza con un resguardo indígena kogui de la vereda Trompito Alto, en la Troncal del Caribe. Robert ya culminó su proceso de reintegración con la ARN, y sigue comprometido con generar espacios de reconciliación en su comunidad.
Ariel Gallego
Con la reintegración comenzó a explorar las oportunidades que trae el turismo en esta zona del Caribe colombiano. Hoy se dedica a hacer recorridos con viajeros de todo el mundo por la Sierra Nevada de Santa Marta, hasta la emblemática Ciudad Perdida. Ariel es el encargado de guiarlos entre senderos y fuentes de agua cristalina al antiguo poblado indígena Tayrona, que es considerado como uno de los principales sitios arqueológicos de Colombia. En un pasado lejano perteneció a las Autodefensas, y terminó exitosamente su proceso de reintegración a la sociedad. Durante su proceso con la ARN curso sus estudios de bachillerato, y en la actualidad se está formando como técnico en Guía Turístico con el Sena.