En medio del cafetal que le dejó su tío para seguir cultivándolo, Orlando recorre su finca; en las yemas de sus dedos siente los frutos de las plantas, rodeados de aroma de café, comienza a contarnos que está oportunidad le ha significado un cambio de hábitos, la tranquilidad que siente en la noche, lo hace olvidar el tiempo que paso en las trochas, y su realidad actual lo despierta con deseos de seguir acumulando días.
Orlando es uno de los 13.000 hombres y mujeres que hacen parte de las Farc-Ep, su proceso de reincorporación ha contado con el acompañamiento una profesional, también llamada facilitadora, de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), quien lo orienta en todos los aspectos de su reincorporación a la vida civil. Ahora es un ciudadano con derechos y obligaciones.
Sus conocimientos en el cultivo y la siembra de alimentos lo llevaron a interesarse por el campo, así surgió la idea de sacar provecho a la finca de su tío, quien le ha prestado los predios para que Orlando pueda labrar la tierra. Las competencias y saberes previos, enfocados a la sostenibilidad económica, han exigido que visite nuevamente las aulas, tomando capacitación sobre algunos temas de su proyecto productivo; que todavía no domina, además de recibir en la finca, visitas de técnicos para resolver sus inquietudes.
Desde su llegada hace dos años a su lugar de origen, se ha comprometido a estar con su familia, entre ellos, su único hijo. El compañerismo que conoció en las Farc-Ep, lo ha impulsado a sentir empatía no solo por sus allegados, sino por la comunidad y el país en general.
Llegando al final del recorrido, don Orlando señala el caudal que pasa alrededor de los cultivos, entre sus ideas está el hacer un sistema de riego que le permita abastecer los cultivos próximos a sembrar, convencido en que los productos del campo le ayudarán a generar recursos para cumplir su proyecto de vida.