Mutatá, Antioquia.
¿Cuántas personas en Colombia han montado un billar, comprado estanques para tilapia, construyeron un galpón y han hecho tamales, bolis y hielo para salir adelante? En la vereda de San José de León, ubicada en el municipio de Mutatá (Antioquia), una excombatiente de las Farc-Ep lo hizo y se convirtió en emprendedora de la reincorporación.

Se trata de Lilia Tabera, una mujer de ojos cafés, cabello negro y una voz dulce que nació en Doncello (Caquetá), pero que se crío en Cartagena de Chairá, un municipio caqueteño con cerca de 35 mil habitantes.
Ella es la mayor de 13 hermanos. Ingresó a la extinta guerrilla de las Farc-Ep en 1989 y se desempeñó como una de las personas del cuerpo de seguridad de un excomandante. Fue ascendiendo y se convirtió en la cuarta miembro de mando del Frente 58, que operaba en el departamento de Antioquia y Córdoba.
Con la firma del Acuerdo de Paz, a Lilia se le abrieron las oportunidades. Se enfocó en ser una mujer visionaria, emprendedora y empoderada desde la legalidad. Mostró una gran determinación y hoy hace su proceso de reincorporación en la vereda San José de León del municipio de Mutatá (Antioquia).
Allí, alejada a más de 1.000 kilómetros de su lugar de infancia, esta madre, esposa y abuela de una bebé de 4 meses es una de las 3.085 mujeres excombatientes de las Farc-Ep que se favorecen con la política Paz con Legalidad del Gobierno Nacional, la cual contempla beneficios económicos como Asignación Única de Normalización ($2 millones), Renta Básica y/o Asignación Mensual (90% de un salario mínimo legal vigente) y capital semilla para un proyecto productivo ($8 millones), para su estabilización económica.
"Nosotros aprovechamos la Asignación Mensual, porque tenemos que ir pensando en un futuro. De ahí, también sacamos dinero para el nieto", explicó la excombatiente.
"El dinero hay que hacerlo rendir"
Para Lilia, cada peso que obtiene en la legalidad, ha sido importante. Ha ahorrado poco a poco para montar diferentes unidades productivas. Por ejemplo, $1.000.000 de la Asignación Única los aportó para un terreno que con sus compañeros de reincorporación compraron en el municipio de Mutatá. El otro $1.000.000 los utilizó para comprar cosas básicas para la casa: una estufa, ollas, platos, sillas, televisor, ropa y aseo, entre otras.
Cuenta que todas las noches pensaba en cómo rendir el dinero; ella sabía que no podían quedarse esperando mes a mes la Renta Básica para cubrir las necesidades de su familia. Inició con una mesa de billar porque veía como sus 57 compañeros salían a una vereda cercana a jugar y divertirse -tiempo de ocio que, estando en la selva internados, muy poco o casi nunca contaban-.
"Le dije a mi compañero que teníamos que ahorrar. Tiempo después la compramos la mesa de billar y la entramos cargada desde la vereda; le hicimos un medio ranchito, compramos dos cajas de cerveza y un poquito de mecato: esa era toda la tienda. El primer día nos fue bien, vendimos todo y reinvertimos el dinero", narra Lilia.
Lilia es una de las mujeres que no puede estar quieta. En su cabeza recorren muchas ideas y emprendimientos que ahora, en la legalidad, puede hacer realidad. Mientras iba creciendo el billar y la tienda, montó tres estanques para la producción de tilapia roja, y un galpón para gallinas y pollos criollos; al reinvertir el dinero en las mismas unidades productivas y recibir una formación técnica con apoyo de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), sus negocios se han sostenido y ha mejorado la economía familiar.
Mi proyecto ahora es la paz

Lilia nunca pensó que el amor de su vida lo iba a encontrar en medio de la violencia. Su esposo también es excombatiente y con él ha proyectado su nueva vida. "No me quise ir para dónde está mi familia; mejor sigo aquí en reincorporación con los compañeros y aporto a lo que más pueda", dice.
Con el apoyo de su familia, esta emprendedora ya tiene un nuevo reto: quiere comprar un lote para cultivar. También quiere seguir siendo una líder positiva y un ejemplo para sus compañeros, especialmente para las mujeres.
"Que se arriesguen y continúen construyendo paz. Somos mujeres, hemos aportado, hemos dado un ejemplo a un país y al mundo. Somos capaces de hacer realidad lo que soñamos y como mujer me siento capaz con las metas que me puse", puntualizó.
Lilia Tabera es un claro ejemplo de la implementación del proceso de reincorporación; hoy se describe como una ciudadana más, una mujer de edad con oportunidades hacia un futuro, que solo quiere sacar a su familia adelante. Agradece al Gobierno Nacional y sus instituciones todo lo que le han enseñado; antes solo sabía limpiar un arma, ir a un combate y atender a sus compañeros. Hoy, piensa en ayudar a construir este proyecto de paz y apoyar la crianza de su nieto, oportunidad que no tuvo con su hija.
Datos de interés
- Con corte al 31 de enero de 2020, hay 13.330 excombatientes de las Farc-Ep acreditados en el proceso de reincorporación.
- Asimismo, hay 1.284 proyectos productivos aprobados (47 colectivos y 1.237 individuales) que vinculan a 3.908 excombatientes, por un valor de $39.027 millones ($31.238 millones aporte ARN).