Durante los casi 7 años que Gerardo* perteneció a la ACR, logró ganarse no solo el cariño, sino la admiración tanto de sus compañeros como de los profesionales que le mostraron el camino que conduce a la legalidad y la importancia que implica el ser un ciudadano reintegrado con valores que le aportan a la sociedad.
Su gratitud, se hizo sentir en las palabras que dirigió a un grupo de 50 personas desmovilizadas, que al igual que él, terminaron su ruta de Reintegración, y se han convertido en ciudadanos capaces de dejar a un lado el conflicto armado para empezar una nueva vida.
“Aquí en la ACR aprendí valores, sentido de pertenencia y, sobre todo, a querer a las personas. Fui un violador de los derechos humanos y por eso, pido perdón. De ahora en adelante, tengo mucho que hacer por las personas”, pronunció Gerardo* en su intervención durante la ceremonia que la Agencia Colombiana para la Reintegración dispuso para estas personas que, desde la legalidad, empiezan una nueva vida.
Cuando ingresó a la ACR, Gerardo* no sabía leer ni escribir. Hoy en día es bachiller básico, tiene formación en gestión empresarial, y trabaja en un importante proyecto hidroeléctrico en el sur del departamento del Huila.
Gerardo* concluyó sus palabras, animando a todas las personas que han terminado su camino por la Reintegración, para que sigan trabajando por la paz de Colombia