Desde el mes de julio, hombres y mujeres que dejaron los grupos armados y adelantan su Proceso de Reintegración a la sociedad trabajan de la mano con la comunidad para transformar un sitio que era lúgubre y maltrecho, por uno apto para el sano esparcimiento y el aprovechamiento del espacio público.
Allí se instaló un parque en madera para niños y niñas, se construyó una cancha de vóley playa y se adecuaron los senderos de acceso al parque que fueron enmarcados en adoquín. El trabajo también incluyó la pintura de las gradas, la siembra de árboles ornamentales y la recolección de escombros y basura.
María Rosa Urrea, presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio beneficiado, aseguró que este tipo de acciones son las que permiten la reconciliación y cita su historia como ejemplo, pues su familia sufrió el secuestro de un hermano por parte de la subversión. “Reconocemos la labor de la ACR a través de estos chicos donde ellos ponen su mano de obra, dejan sus cosas para dedicarle tiempo para hacer su servicio social y así poner un granito de arena en la reconciliación de la sociedad”, afirmó Urrea.
Las familias de los barrios Madrigal II, La Bastilla, El Bambú, y Santa Helena en las etapas I, II y III, se mostraron complacidos con el servicio y se comprometieron a participar en las actividades lúdicas que se llevarán a cabo antes de la entrega formal -que se realizará en septiembre- cuando todos los trabajos que se programaron ya estén finalizados.
“Estamos muy contentos, muy agradecidos porque son muchas las personas beneficiadas. Queremos seguir participando en espacios que permitan darle oportunidad a personas que un día equivocaron su camino”, agregó la presidenta de la Junta de Acción Comunal.
Jennifer tiene 27 años, perteneció a un grupo armado ilegal. Hace tres meses salió de 'la mata”, que es como ella llama a la selva donde estuvo durante 11 años y 5 meses.
“Queremos retribuir en algo el daño hecho a la sociedad. El tiempo que dedicamos al servicio es poco comparado con el daño pero lo que hacemos lo queremos hacer bien”, dice acariciando la herramienta con la que trabaja en la recuperación del parque.
“La gente debe entender que lo que dicen de las personas en Proceso de Reintegración, no es así. Independientemente de lo que fuimos, somos personas con ganas de salir adelante, normales, tenemos sentimientos y no somos lo peor. Queremos mostrarle a la comunidad que queremos ayudar y que sí queremos cambiar y así olvidar el pasado, lo que fuimos”, contó visiblemente emocionada, Jennifer.
Los recursos para la construcción y adecuación del parque provienen de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), junto al dinero que aporta la comunidad para terminar la recuperación del sitio.