Antes de ingresar y seguir paso a paso su Proceso de Reintegración, para Hans* el arte del tatuaje, su arte, prevaleció por encima de todas las experiencias vividas desde su juventud.
Según su significado, el tatuaje es una modificación del color de la piel en el que se crea un dibujo, una figura o un texto y es plasmado.
Haciendo un símil con la vida de esta persona en Proceso de Reintegración, la guerra en la que vivió durante algunos años, aunque le dejó tatuado en su ser la tristeza, el horror y la pena de perder años de su vida, el arte que profesa contribuye a “tatuarle” una esperanza que ya se refleja luego de ingresar al proceso que le ha devuelto su vida, amigos y familia.
“Desde joven me dedicaba a este arte y en general al arte urbano o arte callejero, a la par que vivía una desafortunada y errada vida. Creo que de esa manera expresaba mi inconformidad con el destino que años después cambiaría para bien mío y de mis seres queridos”.
Se describe como experto en ‘tatoo’ o tatuaje y también explorador del arte urbano, expresando lo que siente en su corazón. “Hoy en día el tatuaje representa algo diferente para cada persona y el término arte urbano o arte callejero, hace referencia a todo el arte de la calle, en este caso en paredes y de manera legal”, explicó.
El arte urbano es utilizado para recuperar visualmente y mediante técnicas pictóricas, imágenes y mensajes, espacios que anteriormente fueron foco de delincuencia o preservar la tranquilidad en barrios o lugares públicos.
No obstante, antes de que llegara a transitar por un mejor camino, acompañado por la Agencia Colombiana para la Reintegración, cuando llegó la guerra a su vida, Hans abandonó este arte por estar en la selva, formando parte de un grupo armado ilegal.
De esos años él manifestó que antes de ingresar al grupo armado ilegal vivía una vida con tranquilidad, pero al estar allá se generaron múltiples problemas con la gente, su familia y consigo mismo. “Cosas que no quería hacer, aunque obligatoriamente debía hacerlas y que son realmente innecesarias en la vida”, recordó
“Sin embargo, llegó el momento de la desmovilización y ejercer la paz”, como lo describió al entregar armas de las extintas Auc -donde militó- y ahora, en cambio, trabaja y aporta en la construcción de paz.
Posterior a la desmovilización e ingreso al Proceso de Reintegración Social y Económica, Hans se siente tranquilo y satisfecho pues a través de su arte trata que los niños, niños, adolescentes y jóvenes entiendan que ese fue un problema ya resuelto y que la paz y el crecimiento del país se debe generar a través de ellos.
Precisamente, Hans participó con su arte urbano en la reciente iniciativa denominada Reconciliarte, en el marco del proyecto nacional ‘Promoción de la Convivencia y Reconciliación en Contextos de Transición’, llevada a cabo en la institución educativa Manuela Beltrán, ubicada en el municipio de Soledad, Atlántico.
En ese escenario de convivencia pacífica fueron convocados diferentes actores sociales: víctimas, personas desmovilizadas en Proceso de Reintegración, instituciones y comunidad receptora.
Hans es hoy propietario de un negocio de tatuajes con el que va echando para adelante, como él mismo lo asegura. Luego de culminar el Proceso de Reintegración desea continuar en su arte, en lo suyo y que le continúe proporcionando satisfacciones personales.
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