Sala de Prensa > Noticias > “No hacerle daño a nadie y trabajar honradamente es mi aporte a la paz”, dice un excombatiente reintegrado a la sociedad

Testimonio de reintegración

“No hacerle daño a nadie y trabajar honradamente es mi aporte a la paz”, dice un excombatiente reintegrado a la sociedad

​​Jairo pudo recuperarse de los horrores de la guerra, actualmente hace acarreos en este motocarguero y junto a  su esposa también vende comida.

Granada , 18/06/2016

Jairo es uno de los niños que encontró en la guerrilla un refugio a su situación de abandono y desdicha ante la ausencia de una madre durante su pubertad y de un padre durante toda su vida.

A los 12 años quedó solo en Granada –Meta pues su madre se fue para otra ciudad, y un árbol de almendro frente al paradero de buses intermunicipales fue como su hogar.

En el paradero conoció mucha gente, un día le hicieron la “tentadora” propuesta de irse a una cocina a raspar hoja de coca en Puerto Toledo, cerquita a Puerto Rico- Meta, y ahí empezó tener contacto con la guerrilla de las Farc, que no dudaron en invitarlo al campamento donde tendría mejores ‘oportunidades’.

 “Yo tenía 13 años y me fui porque quise, no me obligaron, pero a la semana de estar allá y al ver que no tenía chance de devolverme intente dispararme pero no fui capaz. Todo era muy diferente a lo que me habían dicho, mis días se pasaban cargando leña, haciendo trincheras,  chontos, obedeciendo órdenes y madrugando, motivo por el que me gané muchas sanciones” dice Jairo.

El no haber contado con una familia que estuviera ahí cuando lo necesitó es quizás el motivo por el que eligió el camino equivocado. Un día estando agotado, decepcionado, y aburrido de no tener libertad ni sobre su propio cuerpo,  aprovechó que estaba de guardia para fugarse; ahí iniciaría su camino a la libertad, a la vida, al renacer.

“Durante la huida me encontré con un lanchero y él me ayudó a llegar al  caserío más cercano. Apenas amaneció me entregué en el ejército”, comenta Jairo, quien de niño soñaba con servirle a la patria prestando el servicio militar. 

 “A pesar de mis malas decisiones yo no me considero un hombre malo, con decirle que las sanciones que me gané por allá fueron por ser de corazón noble; yo no soy vicioso, no robo, no peleo, no me meto con nadie y hoy en día trabajo como cualquier persona sin hacerle daño a nadie” añade.

Ya han pasado muchos años, Jairo culminó recientemente su proceso de reintegración con la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), e hizo su proyecto productivo para hacerse acreedor de un moto-carguero que mejorara su situación económica.

Actualmente realiza acarreos entre Fuente de Oro, Puerto Lleras, San Juan de Arama, San Martin, y Lejanías, lugares altamente receptores de excombatientes.

Jairo  es muy conocido en Granada y tiene muchos amigos, sin embargo pocos saben que es desmovilizado, pues le teme al rechazo y a la estigmatización. “Yo no decidí ese camino, si hubiera tenido una madre más pendiente, mas amorosa, y una familia unida, seguramente mi vida sería otra, pero ya no es momento de culpas”, dice.

Pese a cada lección de la vida, Jairo es un proceso exitoso de reintegración, ya tiene 39 años y la vida le ha enseñado que la paz habita en cada uno, “yo decidí no hacerle daño a nadie, vivir tranquilo y trabajar honradamente, ese es mi aporte a la Paz”, cuenta este hombre que huyó de la guerra luego de darse cuenta que estaba en el bando equivocado. Aunque pocas personas saben su historia dice que es necesario que la gente conozca más sobre la reintegración porque de esta manera será posible la reconciliación, y las segundas oportunidades.

Compartir en las redes sociales


Noticias relacionadas