El fútbol para Alit Sánchez se convirtió en una herramienta para construir paz. Mediante el juego del balón, éste desmovilizado de las AUC, quien en la actualidad ya culminó su proceso de reintegración a la sociedad con la ACR, ha logrado convocar a más de 80 niños y jóvenes del municipio de Minca (Magdalena) y las zonas aledañas a la Sierra Nevada de Santa Marta.
"La idea es inculcarles el deporte desde pequeños. Que aprendan sobre hábitos de vida saludables, darles herramientas para afrontar la vida y sobre todo para que no sean presa fácil de las bandas criminales. Yo quiero que se les llene la cabeza de deporte, no de violencia, ni drogas", dice.
Semilleros de la Sierra es el nombre que le dio a su escuela de fútbol, un nombre lleno de significado y que resumen la labor voluntaria que realiza por su comunidad, en su tiempo libre. Con el futbol, Alit está sembrando la semilla de la paz, del respeto, de las nuevas maneras de solucionar los conflictos en los pequeños que día a día llegan con la ilusión de jugar al balón.
"En Minca hay pocos espacios para los niños y jóvenes. Él ha llevado a los niños a participar en campeonatos en Santa Marta, y muchas veces financia al equipo con dinero de su propio bolsillo", asegura uno de los padres de familia, que reconoce el trabajo de Alit.
Comprometido con la comunidad
Alit se desmovilizó de las Auc en 2006 y comenzó su proceso de reintegración a la sociedad. Como parte de su proceso con la ACR terminó su bachillerato, y su inquietud por seguirse formando lo llevó a completar la carrera de enfermería. Una vez se graduó, comenzó a ejercer su nueva profesión en el puesto de salud del municipio de Minca, de eso ya 6 años.
Para 2012 se dio cuenta que quería trabajar por la niñez y aportar su granito de arena para prevenir que otros niños y jóvenes cayeran en malos caminos, y de ahí nació la idea de fundar una escuela de fútbol con otros desmovilizados y miembros de la comunidad.
"Estudié enfermería porque me gusta servirle a la gente, ayudarle a las personas. Hoy lo que más disfruto de mi vida es la confianza que me tiene mi comunidad, que me reconocen por mi trabajo y eso para mí es muy satisfactorio", dice Sánchez.
Otro de sus hobbies es la cocina, carrera que cursó en el SENA mucho antes de su proceso de desmovilización. En el restaurante Donde Cheo, a orillas del río Minca, que abrió como un negocio familiar, se pueden saborear sus mejores preparaciones que van del tradicional sancocho de gallina a platos más elaborados de la cocina mediterránea.