Mediante un taller pedagógico, denominado 'Reconciliación Territorial', se está dando el primer paso para que organizaciones de víctimas intercambien ideas y puntos de vista con personas en proceso de reintegración.
Más de 20 personas en proceso de reintegración y víctimas del conflicto armado se reunieron en Villavicencio para compartir propuestas e inquietudes sobre el rol que cumple cada uno dentro de un escenario de reconciliación.
El ejercicio es el resultado de un trabajo articulado que desarrolla la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) y la Corporación Retoños, con el que pretender poner a trabajar a población víctima y a personas que abandonan los grupos armados ilegales del país para fomentar espacios alejados de prejuicios y estigmas.
Alexander Leal, coordinador de proyectos de la Corporación Retoños, explicó que inicialmente trabajaban con población víctima, y luego tras la alianza con diferentes organizaciones se creó un equipo llamado 'Gestores de convivencia', en el que se vio la necesidad de involucrar la otra parte de la historia. "Lo que estamos haciendo es acercándonos, mirándonos y reconociéndonos como los actores importantes que somos en materia de construcción de paz, sin juzgarnos y sin tener en cuenta nuestras diferencias".
De los seis encuentros, se realizaron los de Vista Hermosa, Acacias y Villavicencio. Los próximos serán en Puerto Gaitán (con habitantes también de Puerto López), en Fuente de Oro, Granada y San Martín.
Propósitos y desafíos
Al finalizar el proceso, se espera que las personas en reintegración puedan hacerse visibles como un colectivo y que trabajen articuladamente con las víctimas del conflicto para visibilizarse social y políticamente como un grupo que establece acciones concretas en relación con la reivindicación de los derechos y las segundas oportunidades.
Trabajar con personas en reintegración fue para Miriam Moreno un gran reto. Ella hace parte del sector de víctimas de la Mesa Humanitaria del Meta y participó activamente durante la jornada. Dijo que tanto ella, como las demás personas que han tenido que sufrir el flagelo de la guerra llevan mucho caminando y han entendido las causas y la estructura del conflicto para pensar diferente. "De este encuentro puedo decir que me parece particular ver a tantas personas jóvenes, es ahí donde uno dice: ¿A qué horas pasó todo esto? Y reconfirmo que ellos son personas como nosotros, comunes y corrientes que han tenido que pasar por diferentes situaciones, pero yo no soy quien para juzgarlos", cuenta Miriam, víctima de crimen de estado en el municipio de Vista Hermosa.
Lograr el trabajo mancomunado no es el único desafío. Para María Isabel, persona en reintegración, aceptar públicamente que perteneció por años en un grupo armado ilegal es muy difícil: "a la gran mayoría se nos dificulta decir lo que antes hacíamos. A mí por ejemplo, me da miedo a que me rechacen", afirma.
El rol de la ACR
El enfoque humanista y no asistencialista de la ACR permite que las personas que dejan las armas puedan obtener, desarrollar o potenciar sus habilidades y competencias necesarias para superar su situación de vulnerabilidad y ejercer autónomamente su ciudadanía.
Álvaro Guzmán, asesor de comunidades de la ACR, cuenta que con espacios como este se logran afianzar las relaciones de confianza entre personas en reintegración, víctimas y comunidad en general, para trabajar por el objetivo común de romper ciclos de violencia y generar espacios de reconciliación y construcción de paz. "Este intento de asociatividad es el primer paso para que las personas del proceso ejerzan su autonomía como ciudadanos, salgan de la invisibilidad, y logren sentirse importantes participando en diferentes escenarios que fomenten la inclusión social".