Rodeados por barrios en constante crecimiento de población y construcciones, se ubica el negocio de pegantes para la construcción, levantado por dos hombres desmovilizados de un grupo armado ilegal, a quienes después de muchas penurias hoy les cambió la vida y decidieron unir su sueño de ser empresarios.
En ese populoso sector de un municipio de la Costa Atlántica, ellos producen y comercializan su “producto estrella” una mezcla genérica de ingredientes usados para pegar baldosas y otro tipo de enchapes y acabados para la construcción, aunque con un elemento adicional que marca la diferencia, según ellos, y por lo cual son preferidos en el mercado ferretero de su localidad.
No obstante, al parecer lo que marca esa diferencia radica principalmente en el empuje y los deseos de salir adelante que ellos decidieron aplicar en sus vidas, luego de dar los primeros pasos dentro del Proceso de Reintegración Social y Económica con el apoyo de la Agencia Colombiana para la Reintegración. Lo demás les está llegando por añadidura.
Julio* y Luis*, propietarios de esa unidad productiva, en el pasado integraron un grupo armado ilegal de la guerrilla, desde temprana edad, y hoy son personas desmovilizadas en Proceso de Reintegración que dejaron atrás el conflicto armado y se dedicaron a rehacer sus vidas y la de sus familias.
El comienzo de un sueño
La idea inició cuando aprendieron la fabricación de ese producto para la construcción en su antiguo trabajo y recurrieron a un préstamo por 400 mil pesos, instalándose en el patio de la casa de uno de ellos.
La comercialización la hacían caminando por todos los barrios vecinos, llegando a cada ferretería que encontraban a su paso, ofreciendo un producto de buena calidad que ya ellos conocían, aunque debían darlo a conocer.
Fueron recursivos e hicieron tarjetas de presentación de su naciente negocio y posteriormente ya visitaban y vendían su producto montando bicicletas. Hoy la buena gestión les ha dado para adquirir un par de motocicletas que agilizan su proceso de comercialización.
Reconocen que la Agencia Colombiana para la Reintegración, ACR, les ha contribuido enormemente en la formación. Julio, por ejemplo, poco sabía leer y escribir al desmovilizarse e ingresar al Proceso de Reintegración.
Reconoce que la ACR les ha ayudado a prepararse en estrategias de creación y manejo de unidades productivas. La producción se multiplicó enormemente y los pedidos son numerosos. “Por épocas contratamos a dos o cuatro jóvenes de la comunidad vecina, para que nos apoyen y cumplir con los pedidos hechos”, cuenta.
A diario producen dos y tres toneladas del producto que distribuyen en presentaciones de 25, 10 y 2 kilos. Además, La diversificación de la producción está presente en otros elementos usados en la construcción y fabricados con materia prima similar.
Al término de la visita que la semana anterior les hizo Jeff Goebel, representante de la oficina de ‘Consolidation, Land and Livelihoods’ de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional - Usaid, declaró que “esta experiencia de unidad productiva es un buen ejemplo del éxito que queremos ver en el Proceso de Reintegración”.
La Usaid ofrece cooperación, asistencia social y económica a procesos como el llevado a cabo por la ACR, entre otros.
“Lo que estamos buscando son métodos para amplificar esta experiencia en nuestros programas y también en los esfuerzos del Gobierno Nacional, agregó Goebel.
Puntualizó el funcionario que los programas de Usaid tienen como objeto contribuir al Gobierno Nacional en la consolidación del Proceso de Reintegración, en todo el país, y las visitas que hacemos son para buscar lo que sigue en cada uno de ellos.
Un cambio de vida
Julio y Luis se conocen desde muy jóvenes, pues nacieron en una zona del departamento de Bolívar y crecieron en medio de una forma de vida muy dura e ingresaron, por diferentes circunstancias, al grupo armado ilegal.
“Nosotros queremos que se den cuenta que si puede hacer un cambio de vida. En ocasiones hablan mal de los desmovilizados y con este tipo de acciones que mostramos en nuestro negocio, podemos demostrar que no es así”, dijo Luis.
Con su negocio y la Reintegración, la vida les dio un giro de 180 grados. Ya no tienen necesidades abrumadoras como en el pasado, viven en armonía con su comunidad y su portafolio de clientes cuenta ya con más de 50 ferreterías de su barrio y sectores vecinos y planean adquirir un vehículo adecuado para la distribución del producto y expandirse a otros municipios.
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