Los días de Jhon* transcurren en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) San José de Oriente en el departamento del Cesar. Hizo parte de las Farc-Ep, tiempo después de haber salido el Ejército de Colombia. Hoy, integra el grupo de personas en proceso de reincorporación que le aportan a la construcción de paz en el país.
Además, Jhon, hace parte de las 150 personas que se encuentran acreditadas en el proceso de reincorporación que adelantan los exintegrantes de las Farc-Ep con la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) en el departamento del Cesar. En el país, 13.190 personas están acreditadas por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz, de las cuales 13.010 personas son objeto de atención del proceso de reincorporación.
Aunque no fue fácil para él, pasar de la ilegalidad a la legalidad, está contento con el hacer parte de las personas que entregaron las armas para iniciar un nuevo proyecto de vida. Se describe como un apasionado por la música romántica, por su espíritu de servicio y como un hombre luchador y valiente. Esa valentía que nunca se apartó de él, a pesar de las vicisitudes de la vida. Está comprometido con su proceso de reincorporación y anhela que el amor reine en los corazones de cada uno de los colombianos; ese mismo amor que siente por sus dos hijos, a quienes quiere ver vivir en un país reconciliado.
El día de un excombatiente
La jornada de trabajo para Jhon inicia a las 4:00 de la mañana, no sin antes preparar tinto y planear las tareas que delega a un grupo de compañeros con quienes se encarga de mantener limpio y organizado los lugares comunes del ETCR. El excombatiente, además, es el vicepresidente de la Junta de Acción Comunal y Secretario de la Mesa de Género del Espacio Territorial.
"Siempre he defendido a la mujer y ahora como parte de la Mesa de Género estoy mucho más comprometido con apoyar y velar por los derechos de las mujeres. Hice un diplomado en Género y Diversidad y he participado en talleres en donde se fortalecen conocimientos y temáticas de equidad de género", aseguró el excombatiente quien también se encarga, junto a la Presidenta de la Junta de Acción Comunal y padres de familia, de organizar el traslado y desplazamiento de los niños que habitan en el ETCR y estudian su primaria y bachillerato en instituciones educativas en el municipio de Manaure, Cesar, ubicado, aproximadamente, a 10 km de distancia desde San José de Oriente.
Esta es una de las labores que para Jhon cobra mayor relevancia. Siempre, motiva a los niños y jóvenes para que no desfallezcan y mantengan con disciplina sus estudios. A sus compañeros en proceso de reincorporación los impulsa para que no desaprovechen las oportunidades de acceder a la educación o capacitarse por medio de cursos ofrecidos por las entidades que se han sumado a construir paz a través de la enseñanza.
El excombatiente es enfático cuando habla de la educación. En cuanto al tema expresó que "La reincorporación no es pasar de las armas a la legalidad, es transformar tu vida, construir un proyecto de vida en el que podamos alcanzar metas, crecer como personas, vencer obstáculos y visionar un mejor futuro".
Jhon, describe sus días como maratónicos. Le encanta sentirse productivo. Además de las tareas antes mencionadas, se ocupa de la cría de gallinas y cerdos, iniciativas productivas auto gestionadas y puestas en marcha junto a otras personas en proceso de reincorporación en una zona aledaña al ETCR, gracias al ahorro de la renta básica y la disciplina con la que trabajan para fortalecer estas unidades de negocio.
Remembranza de aquellos años
El exintegrante de las Farc-Ep nació en Magdalena, pero fue criado en La Guajira. Su madre falleció cuando él tenía 7 años de edad, suceso que marcó su vida y la de sus hermanos mayores, quienes decidieron abandonar el hogar y probar suerte lejos de la familia.
A pesar de la nostalgia por la ausencia de su mamá y el distanciamiento de sus hermanos, Jhon, se enfrentó al mundo con gallardía y, aunque, tomó decisiones desacertadas, siempre actuó con valentía, esa misma que demostró años después de haber fallecido su progenitora.
Sin pensar en el futuro, sólo motivado por querer darle un vuelco a su presente, el osado jovencito de aquel entonces, se fue para La Guajira, allá tocó las puertas de su familia materna, que lo acogió, pero no le cortó las alas. Quiso trabajar siendo menor de edad y lo hizo, sin embargo, su sueño de ser independiente le duró hasta que el Ejército lo reclutó para prestar el servicio militar. Inicialmente, llegó al batallón La Popa en Valledupar, posteriormente fue trasladado al Rondón en Buena Vista, La Guajira, en donde permaneció 22 meses.
"Debo confesar que hubo motivaciones para ingresar a un grupo armado ilegal. A mi padre y hermano los señalaron de ser colaboradores de la guerrilla, pero eso no era cierto. En aquella época, en los pueblos, a la gente de manera directa o indirecta le tocaba colaborar con la organización y no porque quisieran, sino porque no había otra opción", manifestó el excombatiente, quien agregó que su padre y hermano estuvieron privados de la libertad injustamente y eso sembró en él resentimiento con el Estado, por esta razón, ingresó a las Farc-Ep en 1993 y permaneció por casi 15 años hasta que lo capturaron en el 2017, en los Montes de María.
"Fueron 15 años dentro de las Farc y 10 privado de la libertad. Estuve en el Hospital Naval porque me capturaron herido en combate. De ahí me trasladaron a la cárcel 'La Tramacúa' en Valledupar y luego para la Palo Gordo en Girón, Santander, en donde permanecí recluido hasta que se dio el Proceso de Paz y tuve la oportunidad de salir de la cárcel e iniciar mi proyecto de vida en la legalidad", narró el excombatiente.