Siendo tan solo un niño, Albeiro* fue habitante de la calle. Vivió durante un par de años en el albergue infantil Alfonso López en Ibagué y de allí, partió rumbo a la costa atlántica colombiana, sin embargo, su sueño de conocer el mar se vio opacado por un grupo armado ilegal, quien lo reclutó a sus 11 años.
Luego de haber vivido una serie de capítulos infortunados en su vida, así como el de ser un habitante de la calle y luego reclutado por las Farc a sus 11 años, Albeiro* decide empezar de cero su vida tras abandonar este grupo armado ilegal donde permaneció por más de 15 años.
Recuerda con nostalgia aquella época de niño en la que aprendió a sobrevivir en la calle "porque el destino así lo quiso", comenta Albeiro*, y resalta los tiempos en que conoció personas con corazones bondadosos, como los directivos del albergue infantil Alfonso López en Ibagué, donde le brindaron la mano y acogieron como un hijo más.
Sin embargo, con la inquietud y picardía de un niño de esa edad, decidió partir con un grupo de niños a conocer el mar. El cansancio, producto de recorrer varios kilómetros en carros de balineras, largas caminatas y hasta transportarse como polizones en trenes de carga, no fueron limitantes para cumplir su sueño de conocer el mar.
No obstante, al llegar a Fundación (Magdalena) fue adoptado por una familia campesina y encontró en la ganadería y en las actividades del campo la manera de ganarse la vida. Pero ese tiempo de tranquilidad fue opacado meses después al ser reclutado por las Farc-EP.
Duró en este grupo armado ilegal 15 años, hasta que una noche de diciembre de 2005, decidió salir de allí en busca de un nuevo futuro, lejos de la guerra, anhelando tener una familia, gozar de la libertad y reintegrarse a la legalidad.
Fue por esto que regresó a Ibagué, hizo parte del proceso de reintegración que lidera la Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR) en el Tolima, empezó sus estudios académicos y luego de culminarlos, se capacitó en el área de sistemas y emprendimiento en el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA). Se declara feliz, vive con su esposa y sus dos hijos.
En gratitud por la ayuda que le brindó el albergue cuando era niño, hoy Albeiro* realiza acciones de servicio social como el mejoramiento físico y embellecimiento de locaciones del lugar. Todos sus conocimientos empíricos de construcción, jardinería y pintura, hoy son resultado de los notorios cambios físicos del albergue, que hoy es más colorido. Con su apoyo, el albergue alegra la vida de los niños con una cancha de fútbol y bellos jardines.
Comenta Albeiro* que no deja de ser satisfactorio poder retribuir la ayuda que en algún momento le brindaron allí, además de asegurar poder dar ejemplo a quienes hoy la vida les brinda segundas oportunidades.
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